MUXES – HIJAS DEL VIENTO Y LA GEOGRAFÍA DEL SER

DATE

2015

CITY

OAXACA, MEXICO
Texts by Eduardo López Moreno®

Los Muxes, mandato de los dioses Zapotecas

Hijos e hijas de las nubes. Un tercer ‘Yo’ que crece independiente.

Descendientes de Cocijo, Dios del rayo y creador del mundo.

Un destino bordado con sus trajes típicos.

Flores tatuadas en sus huipiles y enaguas.

Joyas en el cuello que se desperdigan a las manos

Sueños que ruedan por la cascada de la vida.

Piedras y obstáculos, itinerarios negros y palabras fuertes.

Las Velas por la calle les hacen cara con la frente en alto

Derechos que se hacen geografía en el Istmo e historia que se constituye en mitos.

 

Los muxes: Arrinconadas en el calor agobiante de los siglos

Entre y por debajo de la historia

Mandadas por los Dioses Zapotecas, hijos e hijas de las nubes.

Criaturas frágiles y legendarias

Que dividen los caminos

Entré el pensamiento y la lluvia que las baña desde que empiezan a ser niñas.

 

Más allá del género son princesas de festividades y mercados

Destinos bordados en sus trajes típicos y flores tatuadas en sus huipiles y enaguas.

Llevan joyas en el cuello que se desperdigan a las manos

Las Velas por la calle les hacen encarar obstáculos con la frente en alto

Derechos que en el Istmo se hacen geografía e historia que se constituye en mitos.

El maquillaje no es máscara, es una topografía del ser; las pestañas, ríos de identidad. La joyería de oro no es adorno, es testimonio: pesa, brilla y habla.  Sus cuerpos cruzan límites de género, etnicidad, cultura, fe.

Las fotos que aparecen con este ensayo no son retratos ni documentos; son puertas abiertas de par en par para una vida cosida en la identidad, la memoria, y la resistencia. Cada imagen revela lo que las palabras apenas tocan: el tercer “yo” que habita el Istmo de Tehuantepec, donde la historia es una espiral, poco secular, una leyenda, que se nutre de historia y geografía.

Los muxes no caminan entre nosotros; flotan. Cubren los días con enaguas bordadas de flores imposibles y caminan en el espacio en un techo de zapatos que retan la gravedad y la norma.

Son las hijas preferidas que cuidan a sus madres, que organizan las fiestas, que lideran los bailes y los duelos. “No queremos tolerancia”, dice una voz fuera de campo, “queremos reconocimiento”. Las fotos responden: aquí están. Presentes. Invencibles. Vivas.